Qué bárbaro. Resulta que ninguno iba a ir y, de golpe, los dos fueron. Uno porque pensó que el otro no iba. El otro, por la misma razón. Y en definitiva, cuando ambos se enteraron de que Morgan volvía a las viejas costumbres de Mesa de Campeones, decidieron decir “presente”. Con condiciones, pero presente al fin.Morgan tuvo una mesa deliciosa nuevamente. Con Facundo Santucci y Nicolás Bruno, flamantes campeones con Boca Juniors de la Copa ACLAV, nada más y nada menos que el primer título liguero “xeneize”. Los pibes llegaron para pasear su orgullo en la caricia radial.
Como anfitriones casi de casualidad, y bajo condicionamiento, Víctor T. y Martín D.R. pilotearon un programa que se fue definiendo sobre la marcha y que terminó a lo grande. Un programa que arrancó con la presencia de dos habitués de lujo, dos muchachitos que tiempo atrás se encargaron de humillar a los periodistas en un partido de fútbol.
Maduros, reflexivos y felices, Santucci y Bruno pasearon por las cualidades de este Boca complicado para cualquiera, y resaltaron las ventajas de un equipo que sabe a lo que juega.
El momento cumbre llegó cuando Santucci decidió saludar a su amigo Rodrigo Quiroga, ex compañero de Selección Juvenil hasta el 2007 y actual capitán de la Selección Argentina Mayor. Quiroga no quiso ser un receptor pasivo de augurios y se enganchó vía Skype con la caricia radial, para brindar otro momento delicioso. El gran capitán contó su intimidad griega, su soledad voleibolera en invitó a todos los presentes en la mesa a pasar unos días en Iraklis. Víctor T. y Martín D.R. ya están averiguando precios de pasajes sólo por el hecho de conseguir una estadía gratis: “Si es gratis, mejor que haga mal”, suele decir D.R.
No hubo tiempo de preguntas descabelladas. En uno de los cortes, Santucci y Bruno contaron lo que sería el bloque descabellado que podría titularse: “Un festejo trunco”. No por el hermano de Martín D.R. que debió esperar una hora más para cenar con todos sus invitados. El festejo trunco fue de Boca. Resulta que Bruno, el más perezoso de todos, llegó al restaurant elegido a eso de las 23:00 horas del viernes. “Dale campeón, dale campeón”, apuró los pasos el receptor punta. En la calle, 8 compañeros lo esperaban con cara de pocos amigos. ¿Qué pasó? En pleno festejo, les habían robado dinero y pertenencias a todos los comensales.
Menos mal que la “fresa negra” de Santucci, que inauguramos en Morgan, no se fue en manos ajenas. Porque de lo contrario se pudría todo.
Así pasó un programa que tenés que escuchar. Imposible perderse este rato con voleibol y amigos, la alquimia perfecta. Con la novedad de que Morgan tienen Twitter. Y la tragicomedia de que Martín D.R. también adoptó el desarrollo como parte de su vida: "El mundo necesita mis reflexiones", dicen que dijo el muy papanatas.
La caricia estuvo en riesgo durante la tarde. Martín D.R. aseguró que no tenía pensado hacerse presente por el cumpleaños de su hermano mayor, Luis, que festejaba los 41 en Villa del Parque. Ese no era el problema real, sino que su núcleo familiar se encontraba a 30 kilómetros y volviendo en tren. Debían coordinar un encuentro que se fue complicando con las horas. La advertencia de que se retiraría 20:30 quedó en eso, una advertencia, ya que toda la estructura familiar debió someterse a los tiempos felices de Morgan. Por eso no fue casualidad que Luis D.R. fuera saludado al aire por su hermano, quien además avisó que llegaría “un poco más tarde de lo previsto”.
Víctor T., por su parte, estuvo a punto de pegar el faltazo por compromisos personales. Sin embargo, ante la posibilidad del hundimiento del Titanic, infló el pecho y metió Lanús-Constitución en 20 minutos para espadar la ausencia y abrir con el clásico “amigos del otro lado de la computadora”.
Se saludaron, casi se conocieron al aire ambos conductores que, en 119 envíos, sólo habían tenido una oportunidad de estar juntos en este coqueteo infructuoso con la armonía.
Pateamos para adelante, como solemos hacer con todas las responsabilidades, la invitación a cenar de Luciano De Cecco. Lo que no pateamos fueron las ganas de acercarnos a la felicidad morganiana de cada lunes. Y allí estuvimos, a 1 de los 120, con dos campeonazos que, confesaron, la pasaron bien junto a nosotros. Y vos ¿Te lo vas a perder?
Escuchalo y volá con nosotros
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